Disfrutando del caos en Mandalay

Mandalay es una de las ciudades principales que visitar en Myanmar. Además de ser la antigua capital real, lo que destaca son los diferentes templos y otros monumentos que se encuentran en sus inmediaciones. Aquí te contamos nuestra experiencia en Manadalay.

Viaje a Mandalay

Cuando por la mañana en Pyin U Lwin, fuimos a coger la camioneta para Mandalay, los conductores de los diferentes vehículos casi se pegaron para que fuéramos con ellos. Durante todo el viaje charlamos con un señor birmano que parecía saber más sobre la política europea que nosotros. Los birmanos leen mucho!!!

Explorando Mandalay

Tenemos que ser de verdad un poco raros, todos los viajeros que hemos encontrado nos han dicho que Mandalay no les ha gustado; pero a nosotros nos ha gustado mucho!! En Mandalay las calles se llaman con números como en Nueva York y por eso es bastante fácil orientarse entre ellas. A parte de eso, tiene muy poca cosa de una ciudad grande, es como un pueblo caótico grande. Habrá sido porque tal vez por primera vez en Myanmar, nos sentimos muy a gusto en el hotel con un personal amable, chistoso y no se respiraba este aire de querer clavarte por todo como desgraciadamente en muchos alojamientos en Myanmar. O porque encontramos también un par de puestos de comida a que teníamos ganas de volver, un sitio que hacía el mejor curry de carne con chapati (el pan indio) que hemos comido nunca y otro lugar donde hacían helados muy buenos! A nosotros realmente nos gustó esta ciudad.

El primer día dimos una vuelta por el centro, visitamos unas pagodas, paseamos por una calle donde solo vendían cebolla y ajo. A parte del olor que os lo dejamos imaginar, nos ha sorprendido mucho ver la gente que comía el ajo como si fuera una manzana, qué fuerte!!! Para acabar el día comimos un buen trozo de sandía en el mercado nocturno. Era también el día de la mujer y nosotros lo celebramos así: …. Buen día de la mujer a todas!!!

Excursión a Mingun

Teníamos claro que una de las cosas que queríamos ver en Mandalay era Mingun adonde se llega en barco. Es una travesía de una hora por el río y cuando llegas si quieres puedes tomar un taxi un poco diferente a los que estamos acostumbrados, ya que son carros con búfalos.

En Mingun el color que domina es el blanco, fuimos a ver una pagoda a que se llega desde la orilla por unas escaleras que están decoradas con unas figuras blancas.

Luego fuimos a ver la campana de Mingun de que dicen que es la más grande del mundo y acabamos la visita con la Hsinbyume Paya, uno de los templos más bonitos que hemos visto; es blanco y con unas terrazas onduladas.

Por la tarde dimos un paseo cerca de las murallas del Palacio Real y cenamos juntos con Nicoletta y Andrea que también llegaron de Hsipaw.

Excursión a Sagaing y el Puente U-Bein

En nuestro último día en Mandalay alquilamos una moto para visitar los alrededores de la ciudad. Por cierto, ahora ya no es Rachele la que atrae la atención de los locales, sino en Birmania aprecian más a Gábor gracias a su faldita con la cual anda hasta en moto.

Con un chófer con faldita, fuimos a la colina de Mandalay a cuya cumbre se sube por unas escaleras que nunca parecen acabar (40 minutos) y por supuesto hay que subir descalzo. Por suerte en el camino se pasa por varias pagodas pequeñas, así la subida no es tan monótona. De aquí se ve la ciudad desde arriba. El templo es muy original hecho por cristales de colores, algo nuevo para nosotros.

Seguimos la ruta en moto hacia Sagaing, una ciudad, cuyas colinas están cubiertas de muchísimas estupas. La vista desde el puente con el río Ayeyarwady es realmente espectacular.

Subimos por unas rutas bien empinadas a la cumbre de la colina de Sagaing donde se encuentran varios templos. A nosotros nos gustó uno con un pasillo a semicírculo decorado por muchos budas sentados y la vista desde arriba es muy bonita también.

Dejamos por último uno de los íconos más emblemáticos del país, el puente de U Bein. El puente de madera más largo (1200 m) del mundo que tiene más de mil postes, es realmente impresionante. El puente es muy transitado por los monjes locales, nosotros también vimos un montón de ellos. Paseamos un poco en el puente y luego bajamos a un lugar de donde se veía bien la puesta del sol. Es muy bonito ver como el sol se baja entre los postes del puente, una imagen que realmente se nos quedará en la memoria.