La gente urbana – como nosotros también que vivimos en Barcelona – pocas veces tenemos la suerte de poder ver las estrellas en su esplendor debido a la contaminación lumínica que caracteriza nuestra ciudades. Esta conexión perdida entre el ser humano y el cielo es lo que reivindica la Fundación Starlight, una entidad creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias. Esta organización entre otras cosas reconoce ciertos lugares como “Reserva Starlight”. Para entrar en esta categoría el lugar tiene que cumplir con el requisito de ofrecer una vista del cielo tan limpia que nos permite ver las estrellas en todo su esplendor. Uno de los lugares con cielo más limpio de toda España se encuentra visitando los pueblos de la Comunidad Valenciana.
Se trata del pueblo de Aras de los Olmos en el corazón de la Serranía Valenciana que junto con otros pueblos ha recibido el reconocimiento de “Reserva Starlight” y se ha convertido en un destino astronómico muy interesante. Hemos tenido la suerte de visitar Aras de los Olmos, uno de los pueblos encantadores de la Provincia de Valencia en una de estas tardes de finales de otoño. Pudimos participar, además, en un fantástico evento donde la astronomía iba acompañada por la gastronomía. No solo hemos tenido la suerte de conocer los proyectos relacionados con la astronomía y la importancia de la pureza de estos cielos a través de presentaciones y de diferentes actividades, sino tuvimos la ocasión de conocer la gastronomía de este lugar a través de productos autóctonos presentados con temática astronómica, una verdadera cena de estrellas. Aquí te contaremos un poco de las experiencias de este día en Aras de los Olmos.
¿Qué es una «Reserva Starlight»?
Como primera cosa asistimos a charla muy interesante en que pudimos conocer los requisitos exactos para que un lugar pueda recibir la denominación “Reserva Starlight”. En este momento nos enteramos cuánto más limpio está aquí el cielo con respeto a las ciudades. Después también nos contaron todos los proyectos interesantes que se realizan en el observatorio de Aras de los Olmos que por cierto pertenece a la Universidad de Valencia.
Degustación de productos locales
Después de la sesión informativa, vino la primera experiencia gastronómica, la degustación de productos locales, ante todo productos dulces. Hemos empezado con las trufas negras JavalTuria recolectadas en la Serranía del Alto Turia entre Aras de los Olmos y Alpuente. No hemos comido trufas negras antes, pero este producto gourmet nos pareció exquisito. Hemos probado las mermeladas de manzana orgánica que se cultiva en el Rincón de Ademuz, mermeladas con un dulzor no exagerado, ¡nos encantaron! Para terminar la sesión de dulces, hemos probado los mieles de La Travina, productos de un proyecto familiar de apicultura.
Aunque nos encantan las cosas dulces, reconocemos que lo más esperamos era la cata de cervezas artesanas de La Galana, una empresa familiar que crea unas cervezas muy innovadoras. La versión con un toque de albaricoque nos pareció fenomenal.
El Observatorio de Aras de los Olmos
El lugar que más quisimos conocer en Aras de los Olmos por supuesto era su observatorio, el Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia. Los investigadores que trabajan en el observatorio nos enseñaron todos los telescopios que utilizan para sus estudios, nos contaron los secretos de la vida – a menudo bastante solitaria – de los astrónomos y luego hemos participado en un taller dirigido por Xusa Moya para conocer aplicaciones a que cualquiera tiene acceso para estudiar el cielo. Lástima que no tuvimos suerte con el tiempo, ya que una capa de nubes finas impidió que utilizáramos los telescopios para ver las estrellas. Una razón más para volver a este lugar donde el silencio y la soledad nos transmitieron una sensación mágica y creemos que acercarse a este lugar en una de las cosas geniales que hacer en la Comunidad Valenciana.
Mientras nosotros estuvimos en el observatorio, los lugareños cocinaban las gachas, un plato típico local.
Cena de las Estrellas
Para terminar esta tarde, no podía haber mejor forma que una cena con ambiente astronómico. Una mesa central montada con decoración como si fuera la vía Láctea. Como entrante hemos probado las gachas, un plato sencillo que cocinaron los locales en calderos de hierro sobre leña delante del teatro donde cenamos. Después del entrante auténtico, hemos disfrutado una serie de platos que reflejaban la fantasía de Javier Serrano. ¡Cada uno una verdadera delicia!
Ha sido una tarde amena y muy completa, le agradecemos a la Oficina de Turismo de Valencia que nos invitó a participar en este evento.
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