Siquijor, la isla de la pereza

Siquijor es una de las islas paradísiacas menos turísticas de las Filipinas. Siquijor pertenece al grupo Bisayas y se encuentra al sur de Cebú.  Nosotros antes de visitar la isla de Siquijor sabíamos que era un lugar poco turístico y por lo que habíamos escuchado de todos los viajeros que hemos encontrado, les ha gustado mucho. Sabíamos que era difícil encontrar un mejor sitio que nuestra playita favorita en la isla de  Malapascua, pero estábamos seguro que el lugar merecía la pena. Aunque hay mucho que hacer en Siquijor, nosotros ante todo disfrutamos de su tranquilidad indescriptible. No por ninguna razón le dimos a Siquijor el nombre de la isla de la pereza.

Cómo llegar a Siquijor

Viniendo desde Cebú primero hay que cruzar a la isla de Negros y desde allí en la ciudad de Dumaguete se coge un barco hasta Siquijor. Hay barcos con bastante frecuencia.

Dónde dormir en Siquijor

Después de haber visto unos cuantos «resorts» (aquí llaman a todo resort aunque no tengan nada) al final decidimos quedarnos en Lorna’s Homestay. Lorna es una chica de nuestra edad, casada con un hombre americano mayor y tienen cuatro habitaciones con cocina para alquilar. Esta información no es muy reciente y la verdad es que no sabemos el estado actual de su alojamiento, sin embargo Lorna es una chica muy amable y positiva con una gran fuerza, nos pareció una persona de verdad admirable.
La ubicación de su casa no podría ser mejor, las ventanas dan al mar y a la playa de San Juan; súper bonito. No sabíamos cuánto íbamos a estar y al final cada día añadíamos un día más a nuestra estancia. Fue quizás el alojamiento en que más a gusto hemos estado en todo nuestro viaje a Filipinas.

Qué hacer en Siquijor

De los días que quedamos aquí, solo el primero alquilamos una moto para recorrer la isla y encima como el indicador de la gasolina estaba roto nos quedamos en el medio de la nada sin carburante. Menos mal que pasó un chiquillo que llevó Rachele a comprar una botella de gasolina para seguir recorriendo. Vimos las cascadas de Lugnason y de Cambugahay donde nos dimos un buen chapuzón, la iglesia de Lazi, la «ciudad» de Lazi y el paisaje a lo largo de la carretera.

Lo que más nos gustó fue estar en la playa delante de casa, relajarnos en nuestra terraza mirando el mar, bañándonos en su agua de un azul increíble. Estos lugar solo hemos encontrado viajando por Filipinas, playa de ensueño y ni un turista para molestar. También hemos disfrutado mucho de jugar con Jonalyn, la sobrina de Lorna que desde hace un año vive con ella y habla un inglés buenísimo!!!! 

Despertarse cada mañana mirando el mar, dormir con la brisa marina que entra en la habitación son cosas impagables y si luego le añadimos hacer una barbacoa en la playa con un pescado que acababa de salir del mar con una buena cerveza es lo máximo. Filipinas de verdad nos ha robado el corazón.

Disfrutamos mucho de la tranquilidad del lugar donde puede pasar que te quedes 12 horas seguidas sin electricidad, pero poco importa, existen las velas. En nuestro viaje a Filipinas hemos notado que en el país en general no existe estrés, pero en Siquijor lo hemos sentido todavía más: la gente va tranquila, se apaña con lo que tiene y está feliz.

Jonalyn fue la estrella de nuestra estancia en Siquijor, con ella nos bañamos, jugamos, hicimos pulseritas, trenzas de hilo en el pelo, se quedaba con Gábor en la cama mirando los vídeos y las fotos que sacamos a los animales durante el viaje. Y tanto a nosotros como a ella nos pasaban los días sin darnos cuenta.

En Siquijor quizás no hemos visto playas tan espectaculares como en Malapascua o Kalanggaman, sin embargo la isla nos ha regalado unos días de serenidad, juego y felicidad como pocos otros lugares en este viaje.

Nos hizo recordar los maravillosos días transcurridos en Manaus en la Amazonia durante los cuales nos hemos sentido también parte de una familia. Esperamos volver a Siquijor y ver pronto Lorna y Jonalyn y les deseamos toda la suerte de mundo, que se lo merecen!!!