Escrito por Rachele Cervaro y Gábor Kovács
Malasia es uno de esos destinos que te atrapan sin darte cuenta. Desde el momento en que pisas sus calles, se siente esa mezcla especial de culturas, sabores y paisajes que hacen que cada día sea distinto y lleno de sorpresas. En este país conviven con naturalidad tradiciones milenarias y una vida moderna, lo que lo convierte en un lugar perfecto para quienes buscan un viaje variado, donde la historia se mezcla con la vida cotidiana, y la naturaleza sorprende en cada esquina.
En este diario queremos compartir contigo cómo hemos vivido esta aventura, desde las grandes ciudades llenas de contrastes, hasta pueblos y rincones menos conocidos donde el ritmo se vuelve más pausado y auténtico.
Kuala Lumpur, nuestra ciudad favorita de Asia
Kuala Lumpur (o KL, como la llaman los locales) fue nuestra primera parada en Malasia y ya desde el primer paseo nos atrapó con su ambiente. Aunque hay muchos lugares que ver en Kuala Lumpur, lo que más nos marcó fue su energía multicultural. Nos sentimos cómodos desde el primer momento, como si estuviéramos en una ciudad que acoge sin preguntar de dónde vienes.
Paseando por sus calles, veíamos pasar a personas malayas, indias, chinas o europeas, todas conviviendo con naturalidad. En ningún otro lugar del país sentimos con tanta fuerza esa mezcla de culturas, religiones e idiomas. Y lo mejor: casi todo el mundo hablaba inglés, lo que hizo que movernos fuera aún más fácil. A diferencia de otros países de la zona, aquí el inglés no es solo para los turistas, es parte del día a día.
Durante los días que pasamos allí, intentamos aprovechar al máximo y recorrer los sitios más representativos, pero también nos dejamos llevar por la curiosidad y terminamos descubriendo rincones que no estaban en la lista inicial. Te contamos a continuación los lugares que más nos gustaron.
1. El Barrio Chino
Una de nuestras primeras paradas fue el Chinatown, probablemente uno de los más vivos del Sudeste Asiático. Nos encantó caminar por Jalan Petaling, su calle principal, y dejarnos llevar por los olores, los colores y el movimiento constante. Comimos allí un par de veces en los food courts de la zona, y siempre fue un acierto. También nos entretuvimos un buen rato en los puestecitos de souvenirs, intentando regatear (con más o menos éxito).
2. El Mercado Central
Muy cerca del barrio chino está el Mercado Central, un lugar con bastante ambiente y buenos precios. Aunque es algo turístico, tiene ese punto auténtico que todavía lo hace interesante. Aprovechamos para probar algunos platos locales y descansar del calor en su interior.
3. La Plaza Merdaka
Uno de los espacios que más nos gustó fue la Plaza Merdaka, amplia, verde y rodeada de edificios coloniales muy bonitos. Es un sitio ideal para sentarse un rato a la sombra y observar el ritmo de la ciudad. Justo al frente destaca el Palacio de Sultan Abdul Samad, un edificio elegante que nos hizo parar un buen rato para hacer fotos.
4. Little India
Enseguida notamos que estábamos en Little India: el olor a especias nos guió por las calles mientras sonaba música de Bollywood a todo volumen. Probamos varios platos indios durante nuestra estancia, pero el que más nos gustó fue el pollo tandoori del Restoran Yusoof Dan Zakhir, junto al Mercado Central. Fue uno de los mejores que hemos comido.
5. Las Torres Petronas y el KL City Park
Uno de los símbolos más conocidos de Kuala Lumpur son las Torres Petronas, y no decepcionan. No subimos hasta arriba, pero estuvimos un buen rato en el KL City Park, el parque que hay justo debajo, disfrutando de las vistas. Nos encantó volver por la noche solo para verlas iluminadas. Parecía otro edificio distinto.
6. Jalan Bukit Bintang, la zona de compras
Kuala Lumpur también tiene su cara moderna, y eso se nota en la zona de Bukit Bintang, llena de rascacielos, hoteles de lujo y centros comerciales gigantes. No íbamos con intención de comprar nada, pero nos sorprendió el ambiente, sobre todo por la noche, cuando las luces lo transforman todo. Era como caminar por el escenario de una película futurista.
7. Jalan Alor, el paraíso para los amantes de la comida
Una de nuestras calles favoritas fue Jalan Alor, un auténtico paraíso para los que disfrutamos probando comida callejera. Hay un montón de opciones y el ambiente es bastante animado. Es cierto que es un poco caótico, pero tiene ese desorden encantador que a veces tanto nos gusta.
8. La Mezquita Nacional – Masjid Negara
Durante nuestra estancia en Kuala Lumpur quisimos conocer también su lado más espiritual, y entre los muchos lugares religiosos que visitamos, la Masjid Negara (la Mezquita Nacional) nos impresionó por su tamaño y su diseño moderno. No es la típica mezquita tradicional que uno se imagina, sino una construcción más reciente, con formas geométricas muy limpias.
El acceso para los no musulmanes está restringido a ciertos horarios y hay que seguir normas bastante estrictas. Las mujeres tienen que cubrirse completamente, incluyendo la cabeza, pero en la entrada te prestan una túnica con capucha que resuelve el problema sin complicaciones. La sensación al entrar es de mucha tranquilidad. A pesar de que había bastante gente, el ambiente era muy respetuoso y silencioso.
9. Templo Sri Mahamariamman
Muy cerca del Chinatown, encontramos este pequeño templo hindú que nos llamó la atención desde lejos por su fachada repleta de figuras coloridas. Es el templo hindú más antiguo de la ciudad y está aún en uso, por lo que dentro vimos a varias personas rezando o haciendo ofrendas.
Nosotros nos quedamos un buen rato en la entrada observando la torre de entrada (gopuram), llena de pequeñas esculturas de divinidades, animales y escenas mitológicas. Cada figura parece tener su historia, y aunque no entendamos todos sus significados, es fascinante contemplarlas.
10. Las Cuevas de Batu – Batu Caves
Una de las excursiones más típicas desde Kuala Lumpur, y que hicimos en una mañana, fue la visita a las Batu Caves, un conjunto de cuevas-templo situadas a las afueras de la ciudad. Se puede llegar fácilmente en tren desde el centro, así que no hace falta contratar ningún tour.
Lo primero que nos recibió fue la enorme estatua dorada del dios Murugan, de casi 43 metros de altura. Es imposible no quedarse un momento mirando hacia arriba con la boca abierta. Justo al lado empiezan las famosas escaleras, más de 270 peldaños de colores que suben hasta la entrada principal.
Mientras subíamos, tuvimos que esquivar a varios macacos que intentaban robar comida o botellas de agua. Mejor no llevar cosas colgando ni bolsas abiertas. Dentro, las cuevas son enormes y en su interior hay varios templos y altares donde vimos a algunos fieles en plena ceremonia. El ambiente tiene algo mágico, entre lo natural y lo religioso.
Informaciones útiles para visitar Kuala Lumpur
Kuala Lumpur se encuentra en la costa oeste de la península de Malasia. Tiene un aeropuerto muy bien conectado con vuelos internacionales, especialmente por ser la base principal de AirAsia. Si estás viajando por el Sudeste Asiático, probablemente pasarás por aquí en algún momento, ya que es uno de los hubs más económicos de la región.
Cuándo ir a Kuala Lumpur
En esta parte del mundo llueve casi todo el año, pero durante nuestra visita los chaparrones fueron siempre cortos y nos dio tiempo de sobra para disfrutar la ciudad. Entre octubre y marzo es cuando más llueve, pero incluso fuera de esa época es posible que caiga alguna tormenta. En nuestro caso, cada tarde llegaba una lluvia intensa que duraba 30 minutos, y aprovechábamos ese rato para refugiarnos en algún centro comercial.
Cómo moverse en Kuala Lumpur
Nos sorprendió lo bien que funciona el transporte público aquí. Utilizamos bastante el metro y el monorraíl, que cubren la mayoría de los lugares turísticos. El centro puede resultar algo caótico para caminar, porque hay carreteras enormes que dificultan cruzar de un lado a otro, pero con un poco de planificación se puede recorrer a pie también.
Algo que nos pareció muy práctico fueron los buses gratuitos que funcionan en algunas rutas céntricas. Por ejemplo, desde el barrio chino tomamos un bus lila que nos dejó cerca de las Torres Petronas. También hay otro (color verde) que recorre la zona de las compras.
Lo que menos nos gustó fueron los taxis. Muchos no querían poner el taxímetro e intentaban negociar precios fijos bastante altos. Al final, preferimos usar transporte público siempre que podíamos.
Dónde dormir en Kuala Lumpur
La ciudad tiene alojamiento para todos los bolsillos. En nuestro caso nos quedamos en el barrio chino, donde hay muchas opciones económicas y buen ambiente para viajeros. Si prefieres más comodidades o quieres estar cerca de los rascacielos, puedes buscar en la zona moderna de la ciudad, donde hay bastantes hoteles con buenas vistas.
George Town
La isla de Penang no es el destino ideal si buscas las mejores playas de Malasia. Pero aquí se encuentra una de las ciudades más interesantes que ver en Malasia: George Town. Una ciudad donde el pasado colonial convive con las influencias india, china, malaya y otras muchas culturas. Esa mezcla tan especial es lo que hace que recorrer sus calles sea una experiencia muy agradable. Y si te gusta comer, prepárate, porque la oferta gastronómica de esta ciudad engancha.
Pasamos varios días en George Town, con alguna que otra escapada por los alrededores. Para ayudarte a organizar tu visita, hemos decidido dividir este artículo en varios itinerarios. Aunque en realidad nosotros fuimos combinando planes de aquí y allá, creemos que esta estructura puede ayudarte a planificar qué ver en George Town en Penang.
Itinerario culinario – Qué comer en George Town
Penang es un paraíso gastronómico. La cocina china, india y malaya se fusiona aquí en una variedad increíble de sabores. Existe un mapa llamado Penang Street Food donde se explican muchos de los platos típicos y también se indican restaurantes y puestos callejeros recomendados. Ideal para los que quieren probarlo todo.
Ya sabéis que comer es una de nuestras actividades favoritas, y en George Town además de ser delicioso, es muy económico. Así que una de las mejores cosas que hacer en George Town es precisamente esa: comer. Probamos platos como el Nasi Kandar (arroz con verduras y carne o pescado bañado en una mezcla de salsas), el Penang Laksa (sopa de pescado con noodles), el Hokkien Mee (noodles con caldo, cerdo y gambas), el Wan Tan Mee (noodles con soja, huevo y cerdo), el Pasembur, el Mee Rebus, el Mee Sotong y varios más.
Es verdad que sobre el papel puede parecer que se parecen mucho entre sí, pero cada uno tiene su toque especial. Hay que probarlos para notarlo de verdad. Y si hablamos de postres, también tienen cosas riquísimas: el Cendol y el Ice Kacang fueron nuestros favoritos. Aunque no nos dio tiempo a probar todo lo que se puede comer en Penang, lo intentamos con ganas.
Por supuesto, no nos pasamos todo el tiempo comiendo, aunque sí bastante. También hicimos otras rutas que te contamos a continuación.
Itinerario de los monumentos
George Town conserva un legado colonial muy visible. Fue una ciudad importante durante el dominio británico, y eso se nota en muchos de sus edificios históricos. Algunos de los lugares por los que pasamos fueron el City Hall, el Town Hall, Dewan Sri Pinang, el reloj de la torre en honor a la reina Victoria, los State Assembly Buildings y el museo de Penang. También hay mansiones muy interesantes como la Pinang Pernakan Mansion y la Cheong Fatt Ze Mansion.
Pero más allá de los edificios concretos, lo que más nos gustó fue simplemente caminar por las calles, especialmente por Little India y Chinatown. Ver cómo en un mismo edificio colonial puedes encontrar letreros en caracteres chinos, malayos y en inglés, es algo que solo ocurre en una ciudad tan multicultural como esta.
Itinerario de los lugares de culto
En George Town conviven muchas religiones, y eso se refleja en la variedad de templos y mezquitas que hay repartidos por la ciudad. La Kapitan Keling Mosque es la mezquita más grande de George Town, pero también hay otras como la Masjid Melayu Lebuh Acheh. En cuanto a templos budistas chinos, destacan el Khoo Kongsi (al que no entramos porque cobraban entrada por haber sido escenario de una película), el Goddess of Mercy Temple y el precioso Seh Tek Cheah Kongsi.
También puedes visitar templos hindús como el Mahamariamman Temple o iglesias cristianas como la Catedral de St. George.
Una excursión que merece la pena es ir hasta el templo Kek Lok Si, un enorme complejo budista a las afueras de George Town. Se puede llegar fácilmente en autobús, y es considerado el mayor conjunto de templos de Malasia.
Itinerario de arte callejero
Una de las cosas que más nos divirtió durante nuestra estancia en George Town fue buscar las obras de arte callejero repartidas por la ciudad. Muchos de los grafitis más famosos son del artista lituano Ernest Zacharevic, y lo curioso es que muchos combinan pintura con objetos reales, como bicicletas o sillas.
Aunque no encontramos un mapa oficial con todas las ubicaciones, sí conseguimos una foto de uno en una tienda. No era del todo preciso, pero al menos nos ayudó a orientarnos y buscar los grafitis más conocidos.
Además de los murales, nos encantó ver las esculturas planas de hierro que hay por el centro de la ciudad. Cada una cuenta una pequeña historia sobre esa calle o explica el origen de su nombre.
Penang, y sobre todo su ciudad principal, George Town, nos pareció un lugar genial. Una mezcla fabulosa de culturas distintas, una ciudad donde se cuidan mucho los edificios bonitos, no solo en el centro histórico. Hay vida en cada calle, se respira tradición y modernidad al mismo tiempo. Es una de esas ciudades que merece la pena conocer al menos una vez en la vida.
La isla de Langkawi
La isla de Langkawi es uno de los destinos más populares que ver en Malasia, y para muchos viajeros que vienen desde Tailandia es la primera parada en el país. Aunque se la conoce como la isla duty-free por la cantidad de tiendas libres de impuestos, Langkawi no destaca tanto por sus playas como por la gran variedad de actividades que ofrece. Es una isla muy verde, con paisajes naturales muy agradables, y una gran combinación de mar y montaña. En este artículo te contamos lo más interesante que ver y hacer en Langkawi.
Recorrer la isla en moto
Una de las recomendaciones que más nos repitieron fue alquilar una moto y recorrer la isla por libre, y la verdad es que fue un acierto. El entorno es precioso, con selva a ambos lados de la carretera, monos que aparecen sin avisar y un asfalto en muy buen estado, ideal para moverse con facilidad. Tuvimos suerte de conseguir una moto automática (las de marchas siempre se nos atragantan un poco), así que disfrutamos mucho del recorrido.
Subir al Sky Cab y al Skybridge
El SkyCab es uno de los lugares más visitados de Langkawi. Es el teleférico más inclinado del mundo y lleva hasta una cima con vistas espectaculares. Nosotros decidimos no subir porque no nos llevamos muy bien con las alturas, pero quienes lo han hecho aseguran que merece la pena. En lo alto también se encuentra el Skybridge, un puente colgante bastante impactante, perfecto si te gustan las emociones fuertes.
Playa de Cenang y zona comercial
La Playa de Cenang (Pantai Cenang) es la más concurrida de la isla. Tiene una larga franja de arena blanca y está rodeada de tiendas, restaurantes, centros comerciales, cadenas internacionales y resorts de todo tipo. Aunque nosotros fuimos en temporada baja y había poca gente, nos llamó la atención lo urbanizada que está la zona para tratarse de una isla de tamaño medio.
Langkawi es zona duty-free, así que la gasolina cuesta muy poco, el alcohol es barato y el chocolate también. Hay tiendas enormes dedicadas solo a productos de chocolate, así que si eres goloso, aquí vas a disfrutar.
Aunque la playa de Cenang no es de las más bonitas del país, se agradece su ambiente animado y la gran variedad de sitios para comer bien y barato.
La cascada de Seven Wells
Otro lugar que nos gustó fue la cascada de Seven Wells (Telaga Tujuh). Aunque no llevaba mucha agua en el momento de nuestra visita, el entorno era bonito. Si te animas, puedes subir unos 500 escalones hasta la parte alta, donde hay varios pozos naturales donde darse un baño.
Disfrutar de la comida local
Comer bien en Langkawi no es difícil. Hay muchos puestos de comida en diferentes puntos de la isla, y en algunos puedes comer junto al mar. Uno de los lugares donde mejor comimos fue en Pantai Kok, donde disfrutamos de platos sabrosos con la brisa del mar, que nos recordaba a nuestras cenas en la costa de Nueva Zelanda.
Pantai Pasir Tengkorak, una playa más tranquila
Aunque la mayoría de las playas bonitas de Langkawi están junto a resorts, todavía quedan algunas más tranquilas como Pantai Pasir Tengkorak. Es una pequeña cala bastante agradable. El nombre significa “playa de los cráneos” y tiene una historia curiosa: justo enfrente está la isla tailandesa de Koh Tarutao, que en su día fue una prisión. Los presos que intentaban escapar nadando hacia Langkawi tenían pocas opciones de sobrevivir, ya que estas aguas estaban llenas de tiburones.
La playa privada de la bahía de Datai
Una de las playas que más nos gustó fue la que se encuentra en la bahía de Datai, aunque es una playa privada y hay que pedir permiso para entrar. Nosotros preguntamos en el resort Andaman, uno de los más lujosos que hemos visto, y nos dejaron pasar. El contraste era curioso: nosotros allí, con nuestra pinta de mochileros, entre los huéspedes de lujo que nos miraban con cierta curiosidad. La playa es larga, con vistas a un islote y sin apenas gente.
La playa de Tanjung Rhu
Una de las playas donde más disfrutamos fue Tanjung Rhu. Esta bahía también tiene una parte privada y hay que firmar un formulario antes de entrar. La playa es muy bonita, rodeada de formaciones rocosas e islotes característicos de esta zona de Malasia.
Cómo llegar y dónde dormir em Langkawi
Langkawi es una de las islas más accesibles del país. En temporada alta hay barcos que conectan con otros destinos costeros, y también cuenta con un aeropuerto con vuelos frecuentes desde varias ciudades de Malasia y del extranjero.
Langkawi es una isla bastante extensa, y como llegamos en ferry, nos sorprendió ver que el puerto queda bastante lejos de la playa de Cenang, que es la zona con más ambiente y donde se concentran los alojamientos más económicos. Como no hay transporte público en la isla, tuvimos que coger un taxi para llegar hasta allí. El trayecto no es muy largo, pero hay que tenerlo en cuenta si llegas con poco presupuesto.
En Cenang encontramos muchas opciones para mochileros, desde habitaciones sencillas hasta guesthouses con ambiente más animado. Nos alojamos cerca de la playa y aunque no era un sitio especialmente memorable, cumplía bien su función y estábamos cerca de restaurantes y pequeños supermercados.
Algunos consejos prácticos
Durante nuestra estancia en Langkawi, nos dimos cuenta de que hay bastantes medusas en algunas playas, especialmente cerca de Cenang. No fue nada grave, pero conviene estar atento cuando te metes en el agua, sobre todo si ves carteles de advertencia o si algún local te avisa.
Si vienes desde Tailandia o has visitado otras islas más paradisíacas de Malasia, probablemente las playas de Langkawi no te parecerán las más espectaculares. Aun así, con la variedad de actividades que ofrece la isla y los paisajes que encontramos, no nos faltaron planes. Entre paseos en teleférico, manglares y rincones naturales, Langkawi nos pareció un destino muy completo para pasar unos días tranquilos.
Cameron Highlands
Cameron Highlands es uno de los lugares naturales más bonitos que ver en Malasia. Es una de las pocas zonas del país donde se puede escapar del calor y la humedad. Con montañas, bosques y plantaciones de té, es un destino muy fotogénico y con muchas opciones para hacer caminatas. Aquí te contamos cómo fue nuestra experiencia en Cameron Highlands.
Llevábamos ya mucho tiempo viajando por países de clima tropical. A Rachele eso le encanta, y a Gábor tampoco le molestaba, pero después de tantas semanas con calor pegajoso, agradecimos que la siguiente parada en nuestra ruta por Malasia fueran las tierras altas de Cameron Highlands, la única región del país donde refresca de verdad.
Nos alojamos en Tanah Rata, una pequeña ciudad a 1.400 metros de altitud que es el punto base ideal para explorar la zona. Aquí es donde están los alojamientos más económicos, y desde donde se pueden organizar excursiones. La vegetación es muy frondosa, y no es casualidad: llueve casi todos los días, así que conviene tener eso en cuenta si quieres hacer senderismo.
La región es conocida sobre todo por sus plantaciones de té, aunque también hay muchas plantaciones de fresas y varios recintos con mariposas. Las fresas, por cierto, se pueden comprar, pero los precios no son precisamente bajos. En Tanah Rata se pueden contratar todo tipo de tours, desde los más típicos hasta excursiones para ver la rafflesia, la flor más grande del mundo. Nosotros queríamos hacer justo ese tour, pero nos dijeron que en ese momento no era temporada y que la flor ya estaba marchita.
Muchas rutas de senderismo están bien señalizadas, así que puedes hacerlas por tu cuenta. Hay un mapa con los senderos que se vende en varias tiendas, aunque nosotros simplemente lo fotografiamos. Como nuestra idea principal era ver las plantaciones de té, nos levantamos temprano para hacer el sendero número uno, que lleva al pico Gunung Brinchang.
Este sendero no parte de Tanah Rata, sino de Brinchang, una localidad a 5 km de distancia. Se puede llegar en taxi, bus o haciendo dedo. Hicimos dedo, pero justo pasó el bus antes, así que subimos. El conductor, eso sí, se olvidó de bajarnos en nuestra parada y terminamos unos kilómetros más lejos. Tuvimos que hacer dedo otra vez hasta volver al punto de inicio. Una pequeña aventura antes de empezar a caminar.
Una vez en el sendero, nos adentramos en un bosque tropical bastante húmedo, con barro por todas partes debido a las lluvias casi diarias. Hay que ir con cuidado porque algunas zonas resbalan bastante.
La ruta hasta el Gunung Brinchang, que tiene unos 2.000 metros de altitud, no es muy larga, apenas 2 km, pero la subida es bastante exigente. Los primeros 1,5 km son más llevaderos, pero los últimos 500 metros son un tramo de trepada por tierra y barro. Nos pusimos perdidos, pero lo pasamos bien.
Al llegar al final del sendero se accede a una carretera que sube hasta el pico, desde donde hay una vista preciosa del bosque desde arriba.
También aprovechamos para hacer algunas fotos a unas mariposas que revoloteaban por allí.
Plantaciones de té: la imagen más icónica de Cameron Highlands
Bajando por la carretera pasamos entre plantaciones de fresas y de té. Nos detuvimos en una zona con vistas abiertas, donde el olor a té y el color verde intenso de las terrazas nos dejaron embobados un buen rato.
Como aún quedaba bastante para llegar a la carretera principal, hicimos dedo otra vez y una pareja de chicos malayos nos llevó un tramo. Nos dejaron en un mercado a unos 2 km, y justo cuando empezó a llover con fuerza, una chica malaya muy simpática nos recogió y nos acercó hasta Tanah Rata. Tuvimos suerte. Después de un buen día de caminata, nos merecíamos una buena cena, una ducha caliente y descansar un poco.
Taman Negara
La selva de Taman Negara es la selva tropical más antigua del mundo y, sin duda, uno de los lugares imprescindibles que ver en Malasia. Este bosque lleva más de 130 millones de años en pie y cubre una extensión de unos 4.000 kilómetros cuadrados. Aquí puedes hacer senderismo, ver fauna salvaje desde escondites por la noche o recorrer el río en barca. En este post te contamos cómo fue nuestra experiencia en esta selva tan especial.
Llegada a Taman Negara
Después de unos días con clima fresco, tocó volver al calor. Salimos de las Cameron Highlands en minivan hasta Kuala Tembeling, el punto de embarque para llegar a Taman Negara. Desde allí se toma un barco bastante cómodo, así que las más de dos horas navegando por el río Tembeling se nos pasaron volando. Fuimos disfrutando del paisaje de selva en ambas orillas, y en algunos tramos vimos niños jugando en el agua, aunque mucho menos que en Laos.
Nos alojamos en el pequeño pueblo de Kuala Tahan, justo frente al parque natural, en la orilla opuesta del río. Para entrar al parque —recordemos, la selva tropical más antigua del planeta con unos 140 millones de años— solo hay que cruzar el río en una pequeña barca que funciona todo el día por un ringit. Desde la entrada se pueden contratar diversas actividades, tanto excursiones organizadas como caminatas de varios días, aunque los senderos principales se pueden recorrer también por libre. Te entregan un mapa y los caminos están bastante bien señalizados.
Senderismo por la selva
El primer día hicimos una ruta de unas seis horas, aunque la hicimos con calma y se puede hacer en menos tiempo. Al principio se camina por unas pasarelas elevadas que llevan al “Canopy Walk”, una red de puentes colgantes entre los árboles que ofrece una perspectiva diferente de la selva.
Desde ahí se continúa hasta el mirador de Bukit Teresek, donde nos cruzamos con bastantes grupos, sobre todo de turistas locales.
Una vez pasado el mirador, el camino cambia bastante: dejamos atrás las pasarelas y la mayoría de la gente, y el sendero se convierte en un camino de tierra bastante embarrado. Desde ese momento hasta el final del día estuvimos prácticamente solos en medio de la jungla, con mucho calor y una humedad altísima. Después de la lluvia de la noche anterior, además de mosquitos también tuvimos que lidiar con sanguijuelas. Como ya lo esperábamos, íbamos bien preparados: pantalones largos metidos en los calcetines. Así que, por suerte, las detectamos a tiempo antes de que se engancharan. Aunque no fue del todo justo: por alguna razón, las sanguijuelas se lanzaban más hacia Rachele, que terminó con seis frente a solo una de Gábor.
Caminar por un bosque tropical tan denso, escuchar los sonidos de la naturaleza y el canto de miles de pájaros nos recordó mucho a lugares de Brasil como Ilha Grande, Santarém o Manaus. Una experiencia muy bonita y llena de paz.
Durante el recorrido nos entretuvimos persiguiendo mariposas gigantes, una ardilla enorme y varios pájaros, entre ellos un carpintero. En algunos tramos tuvimos que trepar por zonas de barro y sortear árboles caídos. Dentro del parque hay varios escondites —pequeñas cabañas de madera— donde incluso se puede pasar la noche y observar animales. Nosotros visitamos uno durante el día, el Bumbun Tabing, donde paramos a comer y disfrutar de la calma del lugar.
Avistando animales
El segundo día fue mucho más tranquilo. Decidimos dar un paseo relajado con la cámara en mano, sin ninguna prisa. Apenas había gente y eso nos permitió disfrutar del silencio del bosque, solo interrumpido por los sonidos de los animales. Vimos algunos jabalís, varias especies de aves —incluida una mamá con sus huevos—, monos, insectos curiosos y muchas mariposas.
Por la noche cenábamos siempre en el mismo puestecito, donde una señora cocinaba pollo frito con arroz al coco. Nos quedamos en la Tahan Guest House, donde la dueña fue muy amable y nos hizo sentir muy cómodos. El único detalle fue la mezquita al lado, que con su llamada a la oración a primera hora parecía más bien un despertador para Rachele. Gábor, en cambio, ni se enteraba. Llegamos sin tener muy claro lo que íbamos a encontrar y nos fuimos con muy buen sabor de boca. Es uno de esos sitios donde no nos importaría volver para seguir descubriendo más cosas.
Las Islas Perhentian – nuestro Paraíso malayo
Las islas Perhentian son uno de esos lugares a los que llegas con la idea de quedarte unos pocos días y, sin darte cuenta, terminas alargando la estancia. A nosotros nos pasó: fuimos para quedarnos una semana y acabamos pasando casi dos. Para nuestro gusto, en esta isla se encuentran algunas de las playas más bonitas que ver en Malasia. Pero las Perhentian no son solo arena blanca y agua cristalina. También hay snorkel, buena comida, excursiones por la selva y un ambiente relajado que engancha. En este post te contamos todo lo que puedes hacer allí, con especial atención a las mejores playas de Perhentian.
1. Disfrutar del ambiente de las playas principales
Las dos playas principales de Perhentian son Coral Bay y Long Beach, donde se concentra la mayoría de alojamientos. Aunque suelen tener bastante movimiento, ambas son amplias y se pueden encontrar zonas más tranquilas sin problema. Long Beach suele ser la más fotogénica, mientras que en Coral Bay el snorkel es bastante mejor.
2. Pasear entre playas solitarias rumbo al pueblo de pescadores
Desde el extremo de Coral Bay sale un sendero pavimentado que atraviesa la selva y lleva hasta el pueblo de pescadores. Es un paseo tranquilo de alrededor de una hora, donde es habitual cruzarse con los grandes lagartos de la isla. Nos encontramos con uno que medía más de metro y medio. Eso sí, en cuanto nos vio salió corriendo antes de que sacáramos la cámara. El camino tiene algunas subidas y bajadas, pero en general es fácil, aunque a veces hay que rodear algún árbol caído.
En apenas media hora se llega a una playa virgen donde estuvimos varias veces solos, bañándonos en aguas transparentes. (Ojo: sombra solo por la mañana). Unos minutos más adelante aparece Mira Beach, donde hay un pequeño resort con bungalows sencillos. Normalmente la gente se queda descansando en sus terrazas, así que la playa suele estar vacía.
Antes de llegar al pueblo aparece Petani Beach, la más extensa de esta zona. Una playa preciosa con palmeras y un ambiente muy tranquilo. También aquí hay un pequeño alojamiento, pero apenas vimos huéspedes.
Nos lo pasamos en grande buceando cerca de la orilla donde había una anémona con peces payaso. Más adentro encontramos un «map puffer fish», un pez algo difícil de ver porque se camufla muy bien. Tuvimos suerte y nos ayudaron a identificarlo nuestros amigos de Angels Divers.
3. Tomarte tu tiempo en el bungalow
En Perhentian hay que dejar tiempo para disfrutar simplemente del lugar. Tuvimos suerte de llegar justo antes del inicio de las vacaciones escolares y conseguimos un bungalow barato, con tarifa de temporada baja durante toda nuestra estancia. Estaba frente a la playa, tenía una terraza espectacular y costaba muy poco. Para nosotros, el mejor alojamiento de la isla.
4. Visitar las playas más salvajes del norte
En la zona norte de la isla hay playas más aisladas que merecen mucho la pena, casi siempre vacías durante el día. Para llegar a ellas hay que caminar más, primero subiendo una colina donde están los molinos de viento. El camino es algo exigente, con bastante sol y pendiente, pero las vistas desde arriba hacen que valga totalmente la pena. El mar desde allí parece una paleta de colores.
Cerca del mirador parte un sendero que conecta con tres playas diferentes. La primera que encontramos fue D’Lagoon, una bahía tranquila donde hay un resort con varios bungalows de madera. Desde allí seguimos el camino que se adentra en la selva, y tras una caminata agradable fuimos llegando a otras dos playas casi desiertas. Una de ellas es Turtle Beach, y la otra, que nos gustó aún más, es Adam & Eve Beach. Allí pasamos un buen rato en completa calma, rodeados solo por palmeras y mar turquesa. Sin duda es una de las playas más bonitas que vimos en Perhentian.
5. Ver el atardecer con un lassi en la mano
En estas islas el tiempo es un poco impredecible y a menudo llueve, incluso en temporada seca. Aun así, no nos preocupaba mucho porque teníamos nuestra terraza, que se convirtió en nuestro rincón favorito. Sobre las cuatro de la tarde íbamos a comprar un lassi —esa bebida refrescante con yogur, fruta y hielo— y lo disfrutábamos tranquilamente mirando el mar. Algunas tardes nos quedábamos allí durante horas observando el movimiento en la playa y las puestas de sol, que fueron de las más impresionantes que hemos visto en el Sudeste Asiático.
6. Excursión de snorkel para ver tiburones y tortugas
También tuvimos tiempo para hacer alguna actividad. Un día hicimos una excursión de snorkel que resultó muy completa. La primera parada fue en una zona donde suelen verse tiburones de arrecife, que miden más de un metro, pero son totalmente inofensivos. Tuvimos suerte y vimos unos 6 o 7, algunos bastante cerca.
Después fuimos al Coral Garden, un arrecife muy bonito donde vimos por primera vez una raya de puntos azules mientras hacíamos snorkel.
En la Turtle Bay tuvimos otra experiencia especial: al alejarnos un poco del grupo principal, encontramos una tortuga marina enorme con la que nadamos durante varios minutos.
Paramos a comer en un pueblo de pescadores, bastante más moderno que otros que habíamos visto en el Sudeste Asiático. Después del almuerzo hicimos las dos últimas paradas: una cerca del faro, donde el coral también estaba en buen estado, y la otra en Romantic Beach, donde nadamos entre tiburones bebé. Fue un día muy completo y el grupo con el que fuimos era muy agradable.
7. Pasar la mañana en Romantic Beach
De todas las playas de las islas Perhentian, nuestra preferida fue Romantic Beach. La conocimos durante la excursión de snorkel, pero aquella vez no tuvimos suficiente tiempo para disfrutarla bien. Otro día fuimos en kayak, pero tampoco nos quedamos mucho rato. Así que decidimos tomar un taxi-barco por la mañana y quedarnos allí hasta la tarde.
Fue una jornada perfecta. Hasta la una del mediodía estuvimos prácticamente solos en la playa. El mar estaba en calma, la luz era preciosa y los colores de la arena y el agua parecían de postal. Tuvimos esa sensación de estar en un lugar realmente especial.
8. Bucear entre peces y corales
Perhentian es también un destino ideal para los que quieren bucear. Rachele hizo una inmersión con el centro Angels Divers y eligió ir al Temple, una especie de montaña submarina que apenas sobresale del agua. Sus paredes están llenas de vida marina y durante la inmersión vio muchos peces de colores, rayas de puntos azules, varios bamboo sharks y algunos puffer fish. Una auténtica fiesta submarina.
9. Disfrutar de una barbacoa romántica en la playa
Una de las experiencias que más nos encantó en las Islas Perhentian fue, sin duda, la comida, y especialmente las barbacoas junto al mar. Cada noche, varios restaurantes instalan una brasa directamente en la playa donde cocinan pescado fresco a la parrilla. Por menos de cuatro euros puedes disfrutar de una bebida, un buen trozo de pescado acompañado de patata, y un plato con arroz, ensalada, fruta y postre. Todo esto sentado en la arena, con la vista del mar de fondo, lo que hace que la comida se convierta en un momento muy especial.
Nosotros repetimos casi todas las noches, probando los diferentes tipos de pescado que ofrecían. Rachele quedó especialmente fascinada con los calamares, que estaban simplemente increíbles. Nunca habíamos probado calamares tan tiernos y sabrosos como allí.
Durante nuestra estancia de 13 días en Perhentian también celebramos el cumpleaños de Rachele. Aunque el día no fue muy soleado, decidimos ir a una pequeña playa aislada donde estuvimos completamente solos. Por la noche, disfrutamos de una cena sencilla a base de pescado, y para celebrar el cumpleaños no faltó la tarta: un batido de chocolate delicioso al que le pusimos una vela para marcar la ocasión. Fue un momento muy bonito y tranquilo, ideal para recordar.
10. Dar la vuelta a la isla en kayak
Una actividad muy recomendable para los que buscan algo de aventura es alquilar un kayak y recorrer la isla desde el mar. Nosotros teníamos muchas ganas de probarlo, así que nos animamos a dar la vuelta a Perhentian en kayak.
Aunque nuestra intención era completar el recorrido entero, no lo logramos. El mar se puso bastante movido y las olas dificultaban el avance, especialmente para dos principiantes como nosotros en este deporte. Aun así, la experiencia fue muy gratificante: remar junto al mar, viendo la costa y disfrutando de la naturaleza desde otra perspectiva es algo que vale mucho la pena.
Si te gusta el mar y buscas una actividad física suave, esta es una buena opción para complementar tu visita.
Dónde están las Islas Perhentian
Las islas Perhentian están situadas en la costa este de Malasia y se componen de dos islas principales: Perhentian Besar (la isla grande) y Perhentian Kecil (la pequeña). La isla Besar suele ser preferida por familias locales porque ofrece alojamientos de mejor calidad, mientras que la Kecil es popular entre mochileros y viajeros internacionales por su ambiente más relajado y alternativo.
Cómo llegar a las Islas Perhentian
El aeropuerto más cercano es el de Kota Bharu, al que se puede llegar fácilmente en avión desde Kuala Lumpur o Penang. Esta es la forma más rápida de llegar. Otra opción es tomar un autobús desde Kuala Lumpur, que tarda unas seis horas; si eliges esta opción, recomendamos viajar de noche para aprovechar mejor el tiempo. También existe un tren nocturno expreso desde Kuala Lumpur.
Una vez en Kota Bharu, debes coger un taxi o un autobús hasta el muelle de Kuala Besut. El taxi suele ser más rápido y no muy caro. En el muelle hay varias agencias donde se venden los billetes para el barco que lleva a las islas y que te dejará directamente en la playa que elijas.
Dónde alojarse en las Islas Perhentian
La oferta de alojamiento en las Perhentian es bastante básica, tanto en Long Beach como en Coral Bay. No esperes hoteles de lujo; la mayoría son cabañas sencillas y bungalows rústicos, ideales para quienes buscan estar en contacto directo con la naturaleza y un ambiente tranquilo.
Cuándo visitar las Islas Perhentian
La mejor época para visitar las islas es durante la temporada seca, que va desde marzo hasta finales de octubre. La temporada alta suele ser de mayo a julio. Fuera de estos meses, el mar suele estar agitado y muchos alojamientos cierran, por lo que no es recomendable planificar la visita en temporada de monzones.
Melaka, otra preciosa ciudad colonial
La última parada en nuestro recorrido por Malasia antes de regresar a Kuala Lumpur fue la ciudad de Melaka o Malacca. Esta ciudad colonial tuvo un papel importante en la historia, pasando por manos portuguesas, holandesas y luego inglesas. Desde la isla de Perhentian, el viaje fue algo largo. Primero, en Kuala Besut tomamos un autobús hacia Kuala Terengganu, una de las ciudades principales de la costa este. Allí pasamos una tarde esperando el bus nocturno que nos llevaría a Melaka. Dimos un paseo por el barrio chino de Kuala Terengganu, aunque no hay mucho más para ver. En el autobús nocturno no conseguimos descansar bien, aunque los asientos eran cómodos. Por alguna razón, el conductor paraba cada hora y encendía todas las luces, lo que nos dejó bastante cansados cuando llegamos a Melaka de madrugada.
Paseo por el centro histórico de Melaka
Durante nuestra estancia en Melaka disfrutamos de una ciudad con un ambiente tranquilo y agradable. Recorrimos la zona histórica, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, empezando por los alrededores de Town Square. Allí se encuentra el característico edificio rojo de Stadhuys, de la época holandesa, junto a la iglesia de Cristo. Un poco más arriba, sobre una colina, están las ruinas de la iglesia San Pablo, construida en tiempos portugueses, desde donde se obtienen buenas vistas del mar y de los barrios costeros.
En el lado opuesto de la colina está la Puerta de Santiago, conocida como “A Famosa”, que es la única entrada que queda de la antigua fortaleza portuguesa del siglo XVI. Estando aún en vacaciones escolares, en algunas ocasiones fue difícil sacar fotos sin gente, ya que muchos locales, como suele ocurrir en Asia, se toman innumerables selfies delante de los monumentos.
El barrio de Chinatown fue donde más tiempo pasamos. Caminamos por la calle Heeren, con muchos edificios interesantes, y la calle Jonker, llena de tiendas y restaurantes con mucho ambiente. También visitamos la calle Harmony, donde se encuentran templos de distintas religiones, destacando el Cheng Hoon Teng, un templo chino del siglo XVII. Sin embargo, la parte que más nos gustó fue la orilla del río que atraviesa Chinatown. Aunque las calles centrales están llenas de gente, pasear por la ribera ofrece una calma sorprendente, rodeados de murales y graffitis que adornan las paredes.
El barrio de Little India es pequeño, apenas un par de calles, y se nota que hay menos presencia india en comparación con Kuala Lumpur o George Town.
Desde el viernes hasta el domingo por la noche, en las inmediaciones de la calle Jonker, hay un mercado nocturno con numerosos puestos de comida. El ambiente es agradable, aunque la variedad de la comida callejera es más limitada que en Tailandia. También es común ver a turistas paseando en “rickshaws” muy decorados con luces y colores, con música alta.
Una sorpresa para nosotros fue la cantidad y tamaño de los centros comerciales en Melaka. Cerca de nuestro alojamiento había dos enormes, y uno todavía estaba en expansión. Aprovechamos para hacer algunas compras, especialmente Gábor, porque aquí la ropa de hombre tiene precios similares a la de mujer, algo poco común.
Melaka, ciudad gastronómica
Melaka, junto con George Town, es reconocida por su gastronomía, especialmente por la cocina nyonya, que mezcla influencias chinas con ingredientes locales desde el siglo XVI. Durante los seis días que pasamos aquí, aprovechamos para probar muchos platos locales.
Uno de los más famosos es el Laksa, una sopa con un caldo muy sabroso. Probamos varias versiones, algunas con un caldo ácido y otras con leche de coco.
Otra especialidad son los Cendol, postres hechos a base de hielo raspado con diferentes ingredientes. Tanto el Laksa como el Cendol se pueden disfrutar en el restaurante Jonker 88, ubicado en la misma calle Jonker.
En la entrada de Chinatown hay un pequeño restaurante, el Kedai Kopi Chung Wah, que solo sirve un plato: pollo hervido con arroz. Siempre había una cola larga de gente local, así que un día decidimos probarlo. El pollo con arroz estaba delicioso, valió la pena esperar media hora. Nos quedamos con ganas de descubrir qué especias usan, porque realmente sabe muy bien.
Cerca del hotel Mimosa encontramos un puesto algo escondido donde probamos un rollito grande de verduras llamado Popiah, esta vez sin freír, que resultó ser una delicia.
Nos divertimos probando casi todas las variantes de postres refrescantes, como Cendol e Ice Kacang, que se preparan con hielo triturado y son perfectos después de platos picantes.
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