Escrito por Gábor Kovács
No hace falta alejarse mucho del ajetreo de Manhattan para encontrarse con un barrio que parece funcionar con otras reglas. Entre los rascacielos del Downtown y los edificios relucientes de Midtown, hay una zona con alma propia. Hablamos de The Village, ese pedacito de ciudad que, técnicamente, se divide en dos barrios: Greenwich Village y West Village, aunque la mayoría de la gente los vive como uno solo.
Para nosotros, es una de las zonas con más encanto de Nueva York. No es un lugar al que se venga buscando grandes monumentos ni miradores de vértigo. Aquí lo bonito es pasear sin prisa, dejarse llevar por sus calles arboladas, los cafés de esquina, las casitas bajas de ladrillo rojo y esa atmósfera que recuerda más a un pueblo artístico que a una gran ciudad.
Quizá por eso ha sido escenario de tantas películas y series: Friends, Sexo en Nueva York o The Marvelous Mrs. Maisel tienen aquí su telón de fondo. Pero más allá de lo cinematográfico, el Village es un barrio que se disfruta caminando, donde en los parques no es raro encontrarse con músicos callejeros o algún grupo de teatro improvisando una escena. También abundan los bares de jazz, los teatros independientes y librerías con décadas de historia. Es un barrio con carácter, bohemio, pero sin la pretensión de serlo.
En este recorrido queremos llevarte por algunos de los lugares que más nos gustan de Greenwich Village y West Village, para que te hagas una idea de lo mucho que ofrece esta parte tan particular de Nueva York. Una ruta pensada para disfrutar del ambiente, descubrir rincones curiosos y, por supuesto, aprovechar la oportunidad de conocer mejor uno de los barrios con más personalidad de la ciudad.
💡 Consejo útil
Aunque los barrios de The Village no son la zona con más atracciones turísticas de Nueva York, puede que te apetezca descubrirlos de la mano de un guía local. Aquí te dejamos algunos enlaces útiles para organizar tu visita a Greenwich Village y West Village:
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📍 Qué visitar en Greenwich Village y West Village
Antes de convertirse en uno de los barrios más deseados para vivir en Nueva York, esta zona fue literalmente un pequeño pueblo. En el siglo XVIII, cuando los colonizadores holandeses se establecieron aquí, lo llamaron “Greenwich”, y pronto empezó a conocerse simplemente como The Village. El nombre no es casualidad: este rincón de la ciudad nació con espíritu independiente y sigue manteniéndolo, a pesar de que hoy sea un barrio residencial bastante exclusivo, habitado en su mayoría por gente de clase media-alta.
Sin embargo, el alma bohemia del barrio no ha desaparecido del todo. En algunas calles todavía se respira ese ambiente artístico, libre y algo rebelde que definió al Village durante buena parte del siglo XX. En su momento, fue refugio de artistas, intelectuales y músicos que buscaban un lugar menos convencional para vivir y crear. Aquí florecieron movimientos contraculturales, se reivindicaron derechos y se creó mucha de la identidad cultural de la ciudad.
Entre los nombres que han pasado por estas calles hay verdaderos iconos. Bob Dylan compuso algunas de sus canciones más legendarias en bares del Village, Jimi Hendrix fundó su estudio de grabación Electric Lady Studios aquí mismo, y también se cruzaban por el barrio figuras como Barbra Streisand o la bailarina Isadora Duncan. En cuanto a escritores, William Faulkner o Jack Kerouac encontraron inspiración en sus calles.
Hoy en día, aunque ya no es un barrio “de artistas” como lo fue en el pasado, sigue siendo hogar de muchos personajes del mundo del cine y la música. Se rumorea que Edward Norton, Uma Thurman o Julianne Moore viven —o han vivido— en alguna de las casas adosadas que tanto caracterizan a esta zona. Pero más allá de los famosos, lo interesante es la mezcla de historia, arquitectura y vida cotidiana que ofrece este barrio único en Nueva York.
🌳 Washington Square Park – el corazón del barrio
No hay mejor punto de partida para adentrarse en Greenwich Village que Washington Square Park. Más que un parque, es el alma del barrio, un espacio que siempre está vivo y que refleja muy bien el carácter del Village: cultural, diverso y con ese toque relajado que tanto lo distingue del resto de Manhattan.
El arco que preside la entrada norte del parque es su imagen más icónica. Fue construido en 1892 para conmemorar el centenario de la elección de George Washington como primer presidente de los Estados Unidos, y desde entonces se ha convertido en uno de los monumentos más reconocibles del barrio. Si te suena de algo, puede que sea por Friends: aunque la serie se rodó en estudio, este parque y su fuente aparecen en varios planos de transición entre escenas.
Washington Square es uno de esos lugares que siempre tiene algo pasando. Cuando hace buen tiempo, los músicos callejeros convierten cualquier rincón del parque en un pequeño concierto improvisado. Hay estudiantes de la NYU, que tiene varios edificios en los alrededores, vecinos que pasean a sus perros, artistas, ajedrecistas, lectores… todo tipo de gente compartiendo un mismo espacio con naturalidad.
Uno de los detalles más curiosos del parque es su Chess Plaza, la zona con mesas de ajedrez que se ha hecho famosa por los duelos entre jugadores locales y aficionados que se acercan a probar suerte. Es habitual ver partidas rápidas, con relojes de ajedrez y un pequeño público alrededor comentando las jugadas o simplemente disfrutando del ambiente. Si te gusta el ajedrez, merece la pena quedarse un rato y observar —incluso si no juegas—, porque hay partidas realmente intensas.
🏘️ Washington Mews – aire del pasado en plena ciudad
Justo al salir por el lado norte de Washington Square Park, te toparás con una calle que parece sacada de otra época. Se trata de Washington Mews, una pequeña vía adoquinada que sorprende por su tranquilidad y su estética tan distinta al resto del barrio.
A simple vista, parece una calle privada —y, de hecho, lo es—, aunque muchas veces está abierta al público y se puede pasear por ella con total normalidad. Lo que llama la atención son sus casitas bajas, con puertas de colores, en fila, perfectamente cuidadas. Cuesta imaginar que en su día, estas construcciones eran simples establos que servían a las grandes mansiones cercanas, muchas de ellas hoy reconvertidas en edificios de la Universidad de Nueva York.
Con el tiempo, estos antiguos establos fueron restaurados y transformados en residencias y oficinas. Algunas están vinculadas a la propia NYU, así que es posible que detrás de esas puertas funcionen departamentos universitarios, estudios o espacios de trabajo. Aun así, la calle ha conservado ese encanto discreto y casi secreto que la convierte en un pequeño tesoro del barrio.
🏀 The Cage – el baloncesto callejero en estado puro
En la esquina de 6th Avenue con West 4th Street, a pocos pasos del corazón del Village, se encuentran unas de las canchas de baloncesto más emblemáticas de Nueva York: The Cage. Aunque a simple vista puede parecer solo una pista más entre tantas que hay repartidas por la ciudad, este pequeño recinto rodeado de vallas metálicas tiene fama internacional.
Su apodo, la jaula, viene precisamente de esas vallas altas que la delimitan, creando un espacio cerrado e intenso donde se vive el baloncesto de forma apasionada. Aquí no se juega por diversión, se compite. Y aunque los partidos sean entre desconocidos, la seriedad con la que se enfrentan y la energía que se respira hacen que cada encuentro parezca una final.
Si tienes suerte —como la tuvimos nosotros— te encontrarás con un partido en marcha y probablemente te quedarás un buen rato mirando. El nivel suele ser altísimo. Muchos de los jugadores que vienen a The Cage no han llegado a la NBA, pero tienen talento de sobra y lo demuestran con jugadas rápidas, mates espectaculares y una intensidad que pone la piel de gallina a cualquiera que haya tocado alguna vez una pelota de baloncesto.
Durante los meses de verano, se celebran torneos que atraen a jugadores de toda la ciudad y a muchos curiosos que se acercan solo para ver el espectáculo. Ver un partido aquí es como asomarse a una tradición muy neoyorquina, donde el deporte callejero es parte de la cultura del barrio.
🎷 MacDougal Street y sus locales míticos
Después de pasar un rato en Washington Square Park, lo ideal es seguir el paseo por MacDougal Street, una de las calles más animadas del Village. Aquí el ambiente cambia por completo: cafeterías, bares con historia, restaurantes de todo tipo y locales con música en directo se reparten a lo largo de esta vía estrecha que, a pesar de estar en pleno Manhattan, conserva un aire auténtico y algo rebelde.
MacDougal fue durante décadas un punto de encuentro para músicos, poetas y artistas. Uno de sus espacios más emblemáticos es el Café Wha?, un local con una historia que impresiona. En su pequeño escenario tocaron, entre otros, Jimi Hendrix, Bob Dylan o Bruce Springsteen, cuando todavía eran casi desconocidos. Hoy en día siguen organizando conciertos en directo casi cada noche, y aunque el ambiente es más turístico que en otros tiempos, sigue siendo uno de esos lugares con alma.
Muy cerca está también el MacDougal Street Ale House, un pub de estilo tradicional que forma parte de la vida del barrio desde hace décadas. Si te apetece parar a tomar una cerveza y ver el ir y venir de la calle, este es un buen sitio.
La oferta gastronómica en esta zona es enorme. Nosotros decidimos probar el Saigon Shack, un restaurante vietnamita que ya desde fuera llama la atención por la cantidad de gente esperando mesa. La cola no engaña: la sopa pho que pedimos estaba realmente buena, con ese sabor casero que te hace querer volver. También vimos muy buenas opiniones del THELEwala, un pequeño local indio con platos rápidos, sabrosos y a buen precio, ideal si no tienes mucho tiempo pero no quieres comer cualquier cosa.
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🚶 Callejear en Greenwich Village
Después de recorrer MacDougal Street, basta con girar por Minetta Lane y cruzar la Sexta Avenida para empezar a notar un cambio en el ritmo de la ciudad. Aquí comienza West Village, una de nuestras zonas favoritas de Nueva York, ideal para caminar sin mapa y dejarse llevar.
Lo que más disfrutamos fue justamente eso: callejear sin rumbo fijo. Es un barrio que invita a andar despacio, a mirar hacia arriba, a fijarse en los detalles. Las brownstones, esas casas típicas de ladrillo rojizo con pequeños jardincitos delanteros y escaleras de entrada, le dan un carácter muy especial al entorno. Algunas tienen incluso placas conmemorativas de escritores, músicos o artistas que vivieron allí alguna vez.
También llaman mucho la atención las escaleras de emergencia en las fachadas de los edificios. Las hemos visto cientos de veces en películas y series ambientadas en Nueva York, pero aquí cobran otra dimensión, porque forman parte del paisaje cotidiano.
West Village tiene un trazado menos cuadriculado que el resto de Manhattan, con calles que serpentean y se cruzan de forma irregular. Eso le da un aire más europeo, casi de pueblo, y lo convierte en uno de los pocos lugares del sur de Manhattan donde perderse es un auténtico placer.
🍕 Comer en West Village
Además de sus casas con encanto, calles arboladas y escaparates de tiendas elegantes, West Village también es una parada obligatoria para quienes disfrutan comiendo bien. Aquí se mezclan locales míticos con sitios modernos, propuestas sencillas con cocinas más creativas, pero todo con ese aire desenfadado que caracteriza al barrio.
Una de las instituciones más queridas del vecindario es Joe’s Pizza, que lleva sirviendo porciones desde 1975. La encontrarás casi siempre con cola en la puerta, pero la espera vale la pena: es una de esas pizzas neoyorquinas clásicas, con masa fina, generosa en queso, y servida en plato de cartón. No es un sitio para sentarse ni para fotos de Instagram, pero si quieres una porción auténtica, este es el lugar.
Para los más golosos, una visita a Molly’s Cupcakes es casi obligada. Sus cupcakes son famosos en toda la ciudad, y el local tiene ese aire divertido, con columpios en la barra y un mostrador lleno de opciones que cuesta elegir. Otra opción muy popular es Magnolia Bakery, especialmente conocida por su banana pudding, un postre que mezcla plátano, natillas y galletas de vainilla. Puede que te suene por su aparición en Sex and the City, pero más allá de eso, el sabor no decepciona.
Además, en el barrio abundan las taquerías con propuestas callejeras de calidad, hamburgueserías con carne cocinada al punto perfecto, y pequeños locales de cocina internacional, desde tailandesa hasta etíope. Es un barrio perfecto para dejarse llevar también por el apetito: muchas veces lo mejor es entrar en el primer sitio que te inspire confianza y probar suerte.
🏠 El edificio de Friends – una parada obligatoria para los fans
Aunque la serie Friends se rodó casi en su totalidad en un estudio de Los Ángeles, hay un rincón de Nueva York que se ha vuelto un lugar de peregrinación para los fans: el edificio donde supuestamente vivían Mónica, Rachel, Joey y Chandler.
Está en la esquina de Bedford Street con Grove Street, en pleno corazón de West Village. No es difícil encontrarlo: si ves a un grupo de personas sacando fotos y señalando hacia arriba, probablemente ya estés allí. El edificio es un típico bloque de apartamentos de ladrillo rojizo, con una cafetería en la planta baja (que no tiene nada que ver con Central Perk, aunque muchos la confunden).
Para nosotros, que hemos visto la serie mil veces, fue uno de esos momentos algo nostálgicos. Es cierto que no hay mucho más que ver —ni carteles, ni decorados originales—, pero aun así hace ilusión estar frente a un lugar tan reconocible y que forma parte del imaginario colectivo de toda una generación.
🌿 Grove Court
Muy cerca del edificio de Friends, a menos de 50 metros, se encuentra uno de esos secretos que casi siempre pasan desapercibidos: Grove Court, un pequeño conjunto de casas con jardín que parece congelado en el tiempo.
Está situado en un patio interior al que se accede desde Grove Street, aunque como es una propiedad privada, solo se puede ver desde la verja. Aun así, merece la pena acercarse. Las casitas, de dos pisos y con fachadas pintadas en tonos suaves, fueron construidas a mediados del siglo XIX como viviendas para trabajadores. Hoy en día forman parte de una de las zonas residenciales más codiciadas del barrio.
🏚️ La casa más estrecha de Nueva York
Siguiendo por Bedford Street, entre las muchas casas que llaman la atención por su arquitectura, hay una que destaca por lo contrario: su tamaño. En el número 75½ se encuentra la casa más estrecha de Nueva York, con solo unos 2,9 metros de ancho.
Parece casi un experimento urbano, encajada entre dos edificios más altos. Aun así, su fachada de ladrillo rojo, sus ventanas simétricas y su puerta azul oscuro la hacen sorprendentemente encantadora. Además de su peculiaridad arquitectónica, tiene su historia: en algún momento vivió aquí la escritora Edna St. Vincent Millay, ganadora del Pulitzer. Y como suele pasar en el Village, lo que parece un simple rincón curioso, resulta tener más de una capa detrás.
🏳️🌈 Sheridan Square y Christopher Park – memoria y lucha por los derechos LGBTI
Uno de los elementos más importantes de la identidad de Greenwich Village es su papel en la historia del movimiento LGBTI. En este sentido, Sheridan Square y Christopher Park, justo enfrente, son dos lugares que merecen una pausa, no solo por su aspecto, sino por lo que representan.
Sheridan Square es una pequeña plaza triangular donde hoy descansan algunos bancos bajo la sombra de los árboles. Pero durante décadas fue un punto de encuentro para la comunidad gay del barrio, escenario de manifestaciones, mítines y también momentos tensos en la lucha contra la discriminación.
Justo al otro lado de la calle, Christopher Park rinde homenaje a esa lucha con el Gay Liberation Monument, un conjunto escultórico en mármol blanco que representa a dos parejas —una masculina y otra femenina— en actitud afectuosa. Es una obra sencilla, pero significativa, que celebra el derecho a amar sin miedo ni prejuicios.
El parque se encuentra justo al lado del Stonewall Inn, el bar donde en 1969 comenzaron los disturbios que marcaron el inicio del movimiento moderno por los derechos LGBTI en Estados Unidos. Aunque no profundicemos en este punto aquí, todo este entorno es parte fundamental de la historia reciente del país.
🚬 Village Cigars – un guiño para fans de Friends
A pocos pasos del parque, en la misma esquina de Christopher Street, se encuentra Village Cigars, una pequeña tienda con un llamativo letrero rojo que probablemente reconocerás si has visto Friends. Aunque nunca aparezca como un lugar central de la serie, esta tienda se ve en varias tomas exteriores cuando se muestran escenas que ocurren supuestamente cerca de Central Perk, la famosa cafetería ficticia. No hay mucho más que ver, pero si eres fan, te arrancará una sonrisa.
👠 La casa de Carrie Bradshaw en la serie Sexo en Nueva York
Para cerrar el recorrido con otro homenaje televisivo, hay un lugar que los seguidores de Sexo en Nueva York reconocerán al instante: la casa de Carrie Bradshaw, en el número 64 de Perry Street.
En la serie, esta elegante casa de fachada oscura y escalinata con barandilla es el refugio de la protagonista, y hoy se ha convertido en uno de los puntos más fotografiados del barrio. Tanto es así, que los vecinos han colocado una cadena para evitar que la gente suba a las escaleras. Aun así, la foto desde la acera es un clásico
🌙La noche en el Village – jazz, pubs y bares escondidos
Pasear por el Village de día ya es un plan en sí mismo, pero si te quedas por la zona al anochecer, verás cómo cambia la energía del barrio. Las luces cálidas de los bares se encienden, se empieza a escuchar música desde los locales y las terrazas se llenan de ambiente.
La oferta nocturna es enorme: bares de jazz, pubs con historia, locales íntimos y algunos sitios realmente originales. Aquí te compartimos solo tres opciones, pero podrías pasar semanas descubriendo nuevos rincones sin repetir.
Uno de los lugares más míticos, aunque está algo alejado del recorrido que hemos seguido, es el McSorley’s Old Ale House, uno de los pubs más antiguos de Nueva York. Fundado en 1854, se encuentra justo en el límite entre East y West Village, y conserva un aire de otra época. El interior está cubierto de fotos, carteles viejos y recuerdos de personajes y momentos históricos del barrio. Aquí no hay carta de cócteles moderna: sirven solo dos tipos de cerveza —rubia y negra— y siempre de dos en dos. Aunque suele estar lleno, el ambiente merece la pena.
Más cerca de Christopher Park está Fat Cat, un local muy diferente, más informal y divertido. Aquí puedes tomarte una cerveza mientras juegas al ping-pong, al ajedrez o a juegos de mesa. También hay música en directo casi todas las noches, normalmente jazz o funk. Tiene un ambiente relajado, ideal si buscas algo diferente a los bares clásicos de copas.
Y si te apetece algo más misterioso, el Village tiene su propia colección de “secret bars”: bares sin cartel, puerta discreta, y en algunos casos, una contraseña o un detalle para poder entrar. Hoy en día no es tan complicado encontrarlos —Google hace el trabajo fácil—, pero siguen teniendo ese aire clandestino. Nosotros fuimos a Little Branch, en la esquina de 7th Avenue con St. Lukes Place. Desde fuera parece una simple puerta metálica, pero al bajar las escaleras entras en un bar pequeño, íntimo, con música suave y cócteles muy bien preparados. Ideal para terminar el día con un toque especial.
🗺️ Mapa de imprescindibles del Village
🏨 Dónde alojarse en Greenwich Village y West Village
Alojarse en The Village es una excelente opción si quieres vivir una Nueva York más auténtica y tranquila, sin alejarte demasiado de las principales atracciones. Esta zona combina un ambiente residencial con un marcado carácter artístico, ideal si buscas un alojamiento con personalidad y puedes asumir precios más altos.
En pleno corazón de Greenwich Village, el Washington Square Hotel es todo un clásico. Un hotel con historia, habitaciones acogedoras y una ubicación privilegiada junto al parque más emblemático del barrio.
Otra opción interesante es el The Marlton Hotel, un alojamiento boutique con mucho encanto, decoración cuidada al detalle y una atmósfera que encaja perfectamente con el espíritu bohemio del Village.
Si buscas algo más moderno sin perder el toque local, puedes echar un vistazo al Chelsea Pines Inn, un hotel que, aunque técnicamente está en la frontera con Chelsea, queda muy cerca de West Village y tiene una decoración inspirada en el cine clásico de Hollywood.
Si estás planeando un viaje a Nueva York, te vendría genial leer nuestras guías para ayudarte a preparar la visita:
Qué visitar en Nueva York en 5 días – ruta compacta
Qué hacer en Nueva York en 7 días – el itinerario perfecto para una semana
Qué ver en Nueva York – una guía completa con 100 planes inolvidables
Y hasta aquí nuestro paseo por The Village, uno de los barrios con más personalidad de Nueva York. Aunque no es una zona llena de monumentos icónicos, caminar por sus calles es en sí una experiencia muy neoyorquina. Si solo tienes medio día, puedes hacerte una buena idea del ambiente recorriendo sus calles principales y visitando algunos de sus lugares más conocidos. Pero si te apetece descubrir rincones tranquilos, tomar algo con calma en un café con historia o entrar en algún club de jazz por la noche, vale la pena dedicarle el día entero. Es un barrio que no busca impresionar, pero termina conquistando sin esfuerzo.
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