Escrito por Rachele Cervaro y Gábor Kovács
Tanzania ha sido uno de nuestros sueños cumplidos, y además tuvimos la suerte de vivirlo como nuestro viaje de novios. Siempre habíamos imaginado cómo sería estar en medio de la sabana, rodeados de elefantes, jirafas y leones, y ver con nuestros propios ojos a esos animales que hasta entonces solo habíamos conocido en documentales o, como mucho, en zoológicos.
Nuestra ruta por el norte del país nos llevó por algunos de los parques y paisajes más icónicos de África. Empezamos el viaje en el Parque Nacional de Tarangire, famoso por sus enormes baobabs y por las grandes manadas de elefantes que se concentran en torno al río. Desde allí pusimos rumbo al mítico Serengeti, donde pasamos varios días viviendo amaneceres mágicos en plena sabana, rodeados de leones, jirafas, ñus y tantos otros animales que parecía que nos habíamos metido dentro de un documental de la BBC.
El siguiente destino fue el Área de Conservación del Ngorongoro, donde descendimos al interior del cráter para disfrutar de un ecosistema único y compacto, con una densidad de fauna que impresiona desde el primer momento. Ya casi al final del viaje, visitamos el Parque Nacional del Lago Manyara, más pequeño pero sorprendente por su paisaje cambiante, su gran población de aves y algún que otro encuentro inesperado.
Además del safari, uno de los momentos más especiales del viaje fue la visita al Lago Eyasi, donde convivimos durante unas horas con algunas de las tribus que aún mantienen formas de vida tradicionales, como los datoga y los hadzabe. Compartimos con ellos sus costumbres, su día a día y algo de su sabiduría ancestral, y fue una experiencia que recordamos con mucho cariño.
Este diario de viaje es nuestra forma de revivir todas esas sensaciones y, al mismo tiempo, compartir consejos e información útil para quienes estén pensando en hacer un safari por Tanzania.
Tarangire, la casa de los elefantes
El Parque Nacional de Tarangire nos dejó sin palabras desde el primer momento, especialmente por la gran cantidad de elefantes que habitan sus terrenos, muchos de ellos caminando tranquilamente entre la vegetación y los baobabs gigantes que le dan un carácter muy especial al paisaje. Este parque no solo destaca por su fauna, sino también por la variedad de ecosistemas que reúne, donde se mezclan llanuras, bosques y ríos que crean un entorno ideal para una experiencia de safari diferente a cualquier otra que habíamos vivido antes
Desde el momento en que entramos al parque, sabíamos que estábamos en un lugar especial. Tarangire es conocido por albergar la colonia más grande de elefantes de Tanzania, y nosotros tuvimos la suerte de ver muchos de ellos muy cerca.
Tarangire es el sexto parque más grande de Tanzania y lo que más destaca, sin duda, es su población de elefantes. Nos contaron que hay entre 3.000 y 6.000 ejemplares en el parque, según a quién preguntes, y nosotros pudimos ver más de 100 durante nuestro recorrido. Estar tan cerca de estos animales, algunos cubiertos de barro, fue una experiencia que nunca olvidaremos.
Además, el paisaje está marcado por la presencia de los gigantescos árboles baobab, que parecen sacados de otro mundo y que dan al parque una atmósfera única.
Nosotros visitamos Tarangire a finales de mayo, justo después de la temporada de lluvias largas, que según nos explicaron no es la mejor época para ver animales porque se dispersan en todo el parque buscando agua. Sin embargo, pudimos ver una gran variedad de animales: jirafas, leones, impalas, chacales, facóqueros, monos y una gran cantidad de pájaros. Además, había menos turistas, lo que hizo que la experiencia fuera aún más especial.
Información práctica para visitar Tarangire
El parque se sitúa en el norte de Tanzania, a unos 120 km de Arusha, que es la ciudad más cercana y el punto de partida habitual para hacer safaris por la zona.
La forma más fácil de empezar tu aventura es volar a Nairobi (Kenia) o al aeropuerto Kilimanjaro (Tanzania), ambos cerca de Arusha. La mayoría de las agencias de safari ofrecen traslados desde estos aeropuertos, lo que facilita mucho la llegada y el traslado hasta el parque.
Tarangire se puede visitar en cualquier época del año. La temporada alta es de julio a octubre, cuando los animales se acercan al río Tarangire para beber, facilitando su avistamiento. Pero durante el resto del año también es posible ver animales, sobre todo elefantes, y encontrarás el parque mucho más tranquilo.
Safari en el Parque de Serengeti
Seguimos recorriendo Tanzania para llevarte al parque nacional más famoso del país, y probablemente uno de los más emblemáticos de todo África: el Parque Nacional Serengeti. Muchos crecimos viendo documentales de naturaleza narrados por David Attenborough, y poder vivir en primera persona algo parecido a esos paisajes y encuentros con animales fue una experiencia que nunca olvidaremos. La inmensidad de sus llanuras y la cantidad de vida que alberga quedaron grabadas en nuestra memoria.
El Serengeti es enorme, con más de 15.000 kilómetros cuadrados, por lo que incluso en varios días sólo se puede conocer una pequeña parte. Nuestro safari en el Serengeti duró dos días, tiempo en el que logramos ver a los principales depredadores de la sabana: leones, guepardos, leopardos y cocodrilos, junto a muchos otros animales que hasta entonces solo habíamos visto en documentales o zoológicos. Este texto es más una invitación visual que una guía completa, para compartir contigo la magia de este lugar.
No te pierdas nuestra guía detallada con lo mejor que ver en Tanzania en 15 días.
Dónde está el Parque Nacional Serengeti
Este parque se sitúa en el norte de Tanzania, aproximadamente a 320 kilómetros de Arusha, que es la ciudad más cercana y uno de los puntos de partida habituales para los safaris.
Cómo llegar al Parque Nacional Serengeti
Para llegar a Arusha, que es la base ideal para visitar los parques del norte de Tanzania, lo más habitual es volar desde Europa con escala en Nairobi (Kenia) o directamente al aeropuerto internacional Kilimanjaro, en Tanzania. Desde Arusha, el trayecto por carretera hasta el Serengeti dura unas 7-8 horas, recorriendo unos 320 kilómetros. Aunque el viaje es largo, el paisaje que se ve en el camino es fascinante y hace que las horas pasen rápido.
Cuándo es mejor visitar el Parque Nacional Serengeti
El Serengeti ofrece encuentros con fauna durante todo el año, pero hay momentos que destacan. En febrero suele comenzar la migración anual, un fenómeno natural único en el mundo. Los meses de julio y agosto son ideales para observar la vida salvaje porque la vegetación está seca y los animales se concentran alrededor de las fuentes de agua. Sin embargo, esa es también la época más popular, por lo que encontrarás más turistas.
Las tribus del Lago Eyasi
Si tienes en mente viajar a Tanzania, probablemente lo primero que te atraiga sea su diversa fauna y flora, junto con esos paisajes impresionantes que has visto en tantos documentales de naturaleza. Pero más allá de los safaris en los parques naturales, un viaje a Tanzania también ofrece una dimensión cultural muy rica. El país alberga más de 100 tribus diferentes, y conocer algunas de ellas puede aportar una perspectiva única a tu experiencia. Nosotros visitamos dos tribus en las cercanías del Lago Eyasi: los Hadza (una tribu de bosquimanos) y los Datoga. En este artículo compartimos nuestra experiencia con estas tribus y te damos información práctica para organizar tu visita.
La tribu Datoga
Nuestra primera parada cerca del Lago Eyasi fue en la comunidad de los Datoga. Esta tribu se dedica principalmente a la ganadería y el cultivo, además de ser reconocidos artesanos. Originarios del sur de Sudán, migraron hacia el sur hasta establecerse en las montañas de Tanzania. Actualmente, no llevan un estilo de vida nómada, sino que viven en pequeños asentamientos permanentes. Sus casas se construyen con palos, estiércol de vaca y barro.
Pasamos un buen rato viendo cómo los hombres trabajan el metal, fundiéndolo en fraguas para fabricar principalmente puntas de flecha, que luego intercambian con otras tribus cazadoras como los bosquimanos. También elaboran anillos, pulseras y utensilios para cocinar.
Después entramos a una de sus casas, donde pasamos un rato con las mujeres y los niños. Nos mostraron cómo muelen el maíz usando solo piedras para obtener harina. Nos contaron que algunas mujeres llevan cortes alrededor de los ojos, aunque las que vimos no los tenían. Los Datoga practican la poligamia, y es común que los hombres tengan varias esposas.
Los niños fueron la mejor compañía durante la visita; nos seguían y jugaban con nosotros constantemente.
Atardecer en el Lago Eyasi
Tras visitar a los Datoga nos acercamos a la orilla del lago para verlo de cerca. El Lago Eyasi es un lago alcalino que se extiende unos 50 km y, durante buena parte del año, suele estar prácticamente seco. En sus orillas se pueden ver grandes grupos de flamencos rosas. Nosotros estuvimos a finales de mayo, cuando la orilla aún tenía algo de agua, aunque caminar sobre el barro resbaladizo fue todo un desafío, lo que nos impidió acercarnos más al lago.
Para disfrutar de las mejores vistas subimos a una colina cercana, donde presenciamos un atardecer lleno de luces y colores que nos dejó sin palabras.
Mientras admirábamos la puesta de sol, un grupo de niños locales se acercó a jugar con nosotros. Pasamos un rato divertido entre risas, mientras muchos querían salir en las fotos o incluso tomar la cámara en sus manos.
Una mañana cazando con los bosquimanos Hadza
Quizás la experiencia más fascinante en el Lago Eyasi fue compartir una mañana con los Hadza, una tribu de bosquimanos cuyo nombre significa “hombres del bosque”. Este grupo, considerado el pueblo más antiguo que existe según estudios genéticos, ha mantenido un modo de vida similar durante miles de años.
Los Hadza viven en asentamientos simples hechos con ramas y a menudo duermen en cuevas. Son nómadas, y mientras los hombres se dedican principalmente a la caza, las mujeres recolectan frutas y raíces. Después de pasar la noche en su campamento, nos encontramos con ellos al amanecer y acompañamos a los hombres durante una cacería. Los vimos usar sus arcos y flechas envenenadas para cazar en el bosque.
En nuestro caso solo lograron cazar una ardilla, pero hicieron fuego con palos y la comieron como si fuera un manjar.
Cuando regresamos al pueblo de los bosquimanos, pasamos un rato con ellos mientras nos enseñaban a hacer fuego y a usar sus arcos. Rachele tenía mejor puntería que yo, aunque los dos terminamos riéndonos bastante de nuestra torpeza.
Para cerrar la visita, nos enseñaron un baile típico lleno de energía y alegría.
Safari en el Cráter de Ngorongoro
Entre los parques naturales de Tanzania, el Área de Conservación del Ngorongoro es sin duda uno de los lugares donde más animales salvajes se pueden ver juntos. Se trata de un cráter enorme que alberga varios ecosistemas y donde hacer safari es como estar dentro de una jaula natural. Aquí se concentra la esencia de África de una forma que pocos lugares consiguen. En un espacio de unos 20 kilómetros de diámetro, es posible encontrar los cinco grandes de África, incluido el rinoceronte negro, que está en peligro de extinción. En esta entrada te contamos cómo fue nuestro safari por el Cráter de Ngorongoro, una de las experiencias más intensas y especiales que vivimos en Tanzania.
Qué es el Cráter de Ngorongoro
El Cráter de Ngorongoro es una de las calderas volcánicas más grandes del mundo. Se formó hace millones de años cuando un enorme volcán explotó y se hundió. Esto creó un cráter con un diámetro de unos 20 km y paredes que llegan a los 600 metros de altura. Aunque el cráter en sí es grande, el Área de Conservación de Ngorongoro es relativamente pequeña comparada con otros parques tan famosos como el Serengeti o el Tarangire. Lo que hace especial a Ngorongoro es la diversidad de ecosistemas que conviven: desde bosques húmedos y sabanas, hasta pantanos y terrenos secos. Esto hace que haya más de 25.000 animales de muchas especies diferentes en un espacio bastante reducido.
Dónde está el Cráter de Ngorongoro, cuándo y cómo visitarlo
Esta área protegida está en el norte de Tanzania, a unos 150 kilómetros de Arusha. Teniendo en cuenta el estado de las carreteras, el trayecto suele durar al menos tres horas desde la ciudad hasta el cráter.
Se puede recorrer por libre, pero nuestra recomendación es contratar un safari con guía. De esta manera aprovecharás mucho más el tiempo y las explicaciones del guía te ayudarán a entender lo que ves. Ten en cuenta que el acceso se paga por períodos de 24 horas, y el Área de Conservación es más grande que solo el cráter. Los precios suelen aumentar cada año; nosotros pagamos unos 50 € por persona, más el vehículo y otros costes. También es importante saber que está prohibido permanecer dentro del cráter antes del amanecer y después del atardecer.
Muchos parques de Tanzania tienen temporadas más o menos adecuadas para ver animales, pero en Ngorongoro, debido a la concentración de fauna en un espacio pequeño, es posible visitarlo en cualquier época del año y siempre tendrás oportunidad de ver muchos animales. Eso sí, la temperatura suele ser más baja que en otros parques porque estamos en una zona de montaña.
Nuestro safari en el Cráter de Ngorongoro
Nuestra experiencia empezó desde el mirador del cráter, donde las vistas son impresionantes. Tuvimos la sensación de estar frente a algo realmente gigante y especial. Desde allí aún no se veían animales, pero ya intuíamos que el día sería memorable.
El primer encuentro fue con un grupo de leones. Tuvimos la suerte de presenciar varias veces cómo copulaban, un momento muy curioso. El macho se preparaba durante minutos, y la acción en sí duraba apenas segundos, mientras la hembra parecía tranquila y relajada.
Dedicamos todo un día a recorrer las diferentes zonas del cráter. Primero vimos los animales típicos de la sabana, como grandes manadas de ñús y cebras en las amplias llanuras, con un paisaje espectacular donde las nubes parecían posarse sobre el borde del cráter.
Después atravesamos bosques llenos de monos con los característicos testículos azules. En uno de los momentos más divertidos, un mono se metió en nuestro coche para robar unas galletas. La reacción de Rachele fue para escucharla.
Vimos escenas de la naturaleza en acción, como un pájaro que cazó un ratón delante nuestro y se lo comió sin perder tiempo.
El momento más esperado fue el encuentro con un rinoceronte negro. Mucha gente nos dijo que ver este animal era lo que más les había impresionado en Tanzania. Aunque quedan pocos ejemplares y se esconden bien en la hierba, tuvimos la suerte de ver varios, incluso uno que pasó muy cerca de nuestro vehículo.
También nos sorprendió un grupo grande de flamencos rosas, unas aves que ya habíamos visto y nos encantaron en el Delta del Ebro. Esta vez, tuvimos la suerte de ver cómo volaban muy cerca, justo por encima de nuestras cabezas.
Safari en el Lago Manyara
Muchos viajeros deciden no incluir el Parque Nacional del Lago Manyara en su ruta de safari por Tanzania. Es cierto que no tiene la misma densidad de grandes mamíferos que el Parque Nacional de Serengeti o el Parque Nacional de Tarangire, pero a nivel de paisajes ofrece algo muy diferente. A nosotros nos pareció una parada muy interesante dentro del viaje por Tanzania.
Es un parque frondoso incluso en temporada seca, y lo que más sorprende es la variedad de ecosistemas que se encuentran dentro de sus límites, con el enorme Lago Manyara siempre como telón de fondo. Durante el safari pasamos por zonas de sabana, planicies inundables y bosques tropicales, todo en un mismo recorrido. Estuvimos casi todo el día en el parque, y además de disfrutar de paisajes muy variados, también vimos muchos animales. A continuación te contamos cómo fue nuestro safari en el Lago Manyara.
Nuestra experiencia en el Lago Manyara
El día empezó de forma espectacular con el amanecer sobre el Lago Manyara, que pudimos ver desde nuestro camping, ubicado en una de las laderas que rodean el parque. El lago es realmente grande y su tamaño varía mucho entre la estación seca y la época de lluvias. Como nosotros fuimos justo al terminar la temporada de lluvias, lo encontramos con bastante agua.
Después de un desayuno rápido, salimos hacia la única entrada del parque. Al inicio del recorrido atravesamos una zona de bosque húmedo, donde nos encontramos con grandes grupos de babuinos. Ya los habíamos visto en otros parques, pero aquí fue la primera vez que vimos tantas decenas juntas. Son animales simpáticos, aunque conviene tener cierta precaución, porque pueden mostrarse agresivos. También vimos de nuevo a los famosos monos de testículos azules, que ya nos habían llamado la atención durante nuestra visita al Cráter de Ngorongoro.
Al salir del bosque llegamos a las planicies de inundación, uno de los puntos fuertes del parque. Esta zona es un paraíso para los amantes de las aves, y no nos esperábamos ver tal cantidad de especies diferentes.
Desde varias plataformas de observación pudimos ver águilas, garzas, flamencos, pelícanos, marabús y muchas otras aves. En algunas zonas, incluso compartían espacio con ñus, hipopótamos y otros mamíferos, lo que hacía el paisaje aún más interesante.
Aunque no vimos a los famosos leones trepadores del parque, sí que tuvimos suerte con algunos de los cinco grandes. Vimos varios leones y un momento que nos impresionó especialmente fue cuando nos encontramos con dos elefantes entrelazando sus trompas justo al lado del vehículo. No supimos si estaban peleando o jugando, pero fue una escena difícil de olvidar.
Seguimos avanzando hasta llegar a una zona más cercana al Lago Manyara, donde vimos varias jirafas paseando tranquilamente. Cerca del lago hay una zona de aguas termales que emergen directamente del suelo, y una pasarela de madera que permite acercarse bastante a la orilla del lago.
Y para terminar, una anécdota curiosa. Cuando se habla de safaris en Tanzania casi siempre se piensa en ver a los cinco grandes: león, rinoceronte, elefante, búfalo y leopardo. Pero hay otro grupo menos conocido, los cinco pequeños, que reciben ese nombre porque cada uno tiene en común parte del nombre con los grandes, aunque en realidad son mucho más difíciles de encontrar. Durante este safari tuvimos la suerte de ver a uno de ellos, pero eso te lo contaremos más adelante.
Como recuerdo especial de nuestra visita nos quedó un encuentro inesperado con un animal muy poco habitual. Al viajar a Tanzania y hacer un safari, lo más común es centrarse en observar los conocidos “cinco grandes”: león, rinoceronte, elefante, búfalo y leopardo. Pero existe otro grupo mucho menos famoso al que se conoce como los “cinco pequeños”, y que, aunque más discretos, tienen también su encanto. Lo curioso es que cada uno de estos animales tiene en su nombre una referencia directa a los grandes. Son el bufalero piquirrojo, el escarabajo rinoceronte, la hormiga león, la musaraña elefante y la tortuga leopardo. Y justamente cuando estábamos por abandonar el parque, tuvimos la suerte de toparnos con una tortuga leopardo, un avistamiento muy poco común que nos hizo especial ilusión.
Tras la visita al Parque Nacional del Lago Manyara, completamos el día con una parada en una comunidad masai de la zona. En este caso, a diferencia de lo que vivimos con las tribus del Lago Eyasi, nos sentimos más bien dentro de una actividad pensada para turistas. Nos recibieron con una danza muy bonita y nos explicaron aspectos interesantes sobre su forma de vida, pero el ambiente se volvió algo incómodo por su insistencia en vendernos sus artesanías.
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Bueno yo no soy mucho de animales, así que no sé si me animaría a hacer un safari. No obstante, las fotos del post son espectaculares; una pasada!!! Saludos
Aunque no eres muy de animales, hacer un safari te sorprenderá. Muchas gracias por tu comentario!!
Muy, muy bellas imágenes! Y que lugar impresionante. Gracias por compartirlo.
Saludos!
Muchas gracias!!!
Magníficas las fotos!! ¿Con qué objetivo están hechas? Éste es uno de los viajes que más envidia me dan, es tan diferente a todo lo que he conocido.
Hola, usamos un objetivo Nikon 18-200. Es verdad es un viaje muy diferente y con muchas aventuras!